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Todo te Gusta

domingo, 30 de mayo de 2010 0 comentarios

Por si eres de esos acaparadores de ebooks que les desespera estar descargándolos de uno en uno, te sugiero que visites este blog, en donde encontrarás un apabullante listado de 10,000 ebooks de todos los colores y sabores en formatos DOC y PDF. Los podrás descargar en paquetes definidos por la letra de la inicial del apellido de cada autor. Además este blog te ofrece una interesante variedad de recursos como revistas, software, audiolibros, etc.

Enlace: Todo te Gusta.
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Hino Hotaru

Hino Hotaru es el nombre de una chica rumana, quien edita este interesante blog, de donde podrás descargar libros digitales de diferentes géneros, a través del sitio de almacenamiento 4Shared.
Ella solicita que no lucres con el contenido de su blog, ya que pretende que la suya sea una labor sin animo de lucro. También solicita que la apoyes con el envío de libros para poderlos compartir.
Aunque ella es rumana, tanto el blog como los libros digitales que contiene están en español.

Enlace: Hino Hotaru.

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Cuando los cálculos fallan

sábado, 29 de mayo de 2010 0 comentarios


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Elige no sufrir

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Aunque suene algo pesimista yo creo que la vida es un camino lleno de dolor, aunque por supuesto no todo es sufrimiento. Lo que quiero decir con esto, es que el dolor es algo inexorable en nuestra existencia y desde cierto punto de vista es un gran maestro que nos enseña cosas de gran valor.
El viejo príncipe Siddhartha nos ha enseñado que el dolor es vehículo de conciencia, es decir, que en todo lo que nos duele tenemos una invaluable oportunidad de aprender una valiosa lección. Podemos encarar las cosas que nos duelen de dos formas, una soportando estólidamente el dolor con la inútil esperanza que aquello que nos lo causa, desaparezca por sí solo.
O bien podemos afrontar el problema y resolverlo, para que la siguiente vez que se nos presente una experiencia parecida, ya no nos cause dolor. Creo que es más que evidente que quienes siguen el segundo criterio, se van liberando poco a poco hasta que un día sin siquiera pensarlo, caerán en la cuenta que han conseguido el más valioso de los bienes una paz interior que nada puede turbar ni destruir.
Sin embargo debo aclarar que no es lo mismo el dolor que el sufrimiento, el primero, como dijimos antes es inexorable, nadie está exento de cosas como la enfermedad, la vejez, la muerte, la pérdida de cosas que nos son importantes, etc. Pero el sufrimiento es algo que nosotros podemos tomar o dejar, dependiendo de nuestro valor, nuestra conciencia y nuestra fuerza de voluntad.
Los Estóicos sostenían que HAY COSAS QUE DEPENDEN DE NOSOTROS Y COSAS QUE NO. El dolor no depende de nosotros, pero el sufrimiento sí. Algunas personas han aprendido a vivir como víctimas y ellos vegetan en un infierno de horribles sufrimientos, todo lo que les pasa tiene un significado trágico y funesto. Sufren porque no los quieren, pero también porque los quieren, ya que piensan que no se lo merecen, sufren por el clima, por la economía, por su fealdad, por su estupidez, por su edad, por su sexo, por la vida desafortunada que les ha tocado, porque nadie los respeta, porque nada les sale bien, por la familia que les ha tocado, por la pareja que les ha tocado, por los hijos que les han tocado, por los vecinos que les han tocado.
Estas personas no solo sufren, sino que exhiben sus miserias como si de un premio se tratara, buscando quizás, que los otros se den cuenta de cuánto sufren y les resuelvan la vida mientras ellos sólo se quejan y se quejan, pero no hacen nada para evitarlo.
Pero también están los mártires, aquellos que sufren pero en silencio, viéndose a sí mismos como víctimas inocentes de una existencia injustamente cruel y desafortunada, y esperando que el resistir y resistir, termine por purificarlos y hacerlos buenos y así “ganarse el cielo”.
Ciertamente yo no tengo forma de demostrar que el cielo y el infierno existen o no existen, cuando menos tal como se han enseñado en la tradición judeocristiana, es decir, lugares de goce o castigo eterno, respectivamente. Pero estoy convencido que hay personas que por su ignorancia o su estupidez crean su propio infierno aquí en esta vida. En tanto que otras gracias a su esfuerzo y valor construyen un cielo en la tierra y en él viven de manera gozosa y feliz.
Estoy consciente que esto puede incomodar a algunos, pero si lo vemos objetiva y desapasionadamente, no nos costará trabajo darnos cuenta que la vida no es algo que ya esté escrito, sino que la vamos edificando cada quien con cada decisión grande o pequeña. Nuestra vida es la suma de todas las cosas que hemos hecho, y también de las que hemos dejado de hacer, por valor o cobardía. Nuestra vida es el resultado de todas las decisiones que hemos tomado.
Y como siempre pasa, de cara a este panorama podemos tomar dos posturas, lamentarnos por todo lo malo que es nuestra existencia, o bien, reconocer que la vida de cualquier persona es una misteriosa mezcla de aciertos y errores. Si fuéramos capaces de reconocer con naturalidad y dignidad nuestros aciertos y perdonarnos por nuestros errores y simplemente aprender de ellos, nos daríamos cuenta que soltamos una pesada carga que nadie nos ha obligado a llevar.
Finalmente, habremos de reconocer que si nuestro presente es el resultado de todas y cada una de las decisiones que hemos tomado, nuestro futuro será el inexorable resultado de las decisiones que habremos de tomar a partir de este justo momento.
Pregúntate, cuántas oportunidades de ser feliz o de estar en paz simplemente has desperdiciado, por estar atendiendo tus propias miserias, por estar sintiendo lástima por ti mismo, por estar enojado porque algo no salió como tú querías. En suma, cuántas veces has elegido sufrir.
Si el sufrimiento es una elección que está dentro del ámbito de tu voluntad no elijas estar enojado, o angustiado, o triste o apático o con miedo.
Siempre, siempre, siempre elige no sufrir.

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Biblioteca Gratis

Aquí en este sitio encontrarás libros en version HTML, es decir en texto plano para leer en linea, sin embargo si deseas descargarlos puedes guardar la página completa o bien seleccionar el texto, copiarlo y luego pegarlo en algún procesador de textos como Word.
Los libros vienen ordenados alfabéticamente y la navegación por la página es bastante sencilla y ágil. Hay algunos títulos interesantes.

Enlace: Biblioteca Gratis.
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El cruce del río

viernes, 28 de mayo de 2010 0 comentarios

Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.


- ¿Que te sucede? – le preguntó el más anciano.

- Mi madre se muere. Ella esta sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar.

Lo intente – siguió la joven – pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda… pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora… ahora que aparecisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar…

- Ojalá pudiéramos – se lamento el más joven. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Eso esta prohibido… lo siento.

- Yo también lo siento- dijo la mujer y siguió llorando.

El monje mas viejo se arrodillo, bajo la cabeza y dijo:

- Sube.

La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su atadito con ropa y montó a horcajadas sobre el monje. Con bastante dificultad el monje cruzó el río, seguido por el otro más joven. Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acerco en actitud de besar las manos del anciano monje.

- Está bien, está bien- dijo el viejo retirando las manos, sigue tu camino.

La mujer se inclinó en gratitud y humildad, tomo sus ropas y corrió por el camino del pueblo. Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio… faltaban aún diez horas de caminata. Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:

- Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de castidad. No obstante, cargaste sobre tus hombros a aquella mujer todo el ancho del río.

- Yo la llevé a través del río, es cierto, ¿pero qué pasa contigo que la cargas todavía sobre los hombros?

Fuente: Cuentos Zen.

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